El día de en Bogotá, la fuerza pública actuó en abuso de su poder ocasionando la muerte de un abogado al aplicarle electricidad en demasía para someterlo. Todo esto ha generado una serie de eventos y reacciones por parte de la comunidad en general. En efecto, los policías fallaron al excederse con su fuerza y ocasionando la muerte del jurista sin embargo, consideramos que existen mecanismos para analizar, para revisar y estudiar lo ocurrido a fin de tomar los correctivos sancionatorios pero le corresponde es la justicia competente del caso, a la fiscalía, la procuraduría y a las IAS en general. Lamentablemente, hemos vuelto a la época troglodita donde la justicia era “ojo por ojo” y “diente por diente”, dónde tomamos la ley por nuestra propia cuenta y riesgo.
El pueblo se sintió afectado y reaccionó inicialmente en la ciudad de Bogotá y ahora en otras ciudades del país, de una manera tal que se excedieron, y hay que reconocerlo. Ahora resulta que hay más muertos y heridos por la violencia del pueblo que sale a las calles a protestar a tomarla contra los mismos ciudadanos, protestas y hasta actos vandalicos que ya se han generalizado a nivel nacional. El problema no es que las personas protesten, porque están en todo su derecho, es que usen ésta para actos violentos. Es un buen momento para recordar a la gente que a pesar de que estamos en época de crisis y pandemia, la mejor vía es la concertación, el diálogo, y los mecanismos alternos de solución de conflictos.
Si bien los agentes de policía obraron extremadamente mal, se debe respetar la institucionalidad, debe haber un cambio profundo en el ente policial porque este no es un caso aislado, por eso existen los entes investigadores y acusadores del Estado.
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